¿Síndrome posvacacional? ¡Bah!

Cada vez que me hablan del «síndrome» o la «depresión» posvacacional, apelo a la poca cortesía que tengo para evitar reirme en la cara del pobrecito afectado. Precisamente porque me parece alucinante que en un mundo donde cada vez hay más gente que busca empleo sin éxito, algunos nos permitamos ciertos lujos como «deprimirnos» porque volvemos al trabajo.

Y hoy me encuentro con un estupendo artículo en Barrapunto que sintetiza de manera clara esta situación. Del mismo, un breve extracto:

(…)
el síndrome posvacacional es sólo la adaptación a la rutina. Nada de enfermedad, sino una adaptación a los cambios (que, como cualquier cambio, puede resultar eventualmente más o menos traumático).
(…)
la patologización de la vida cotidiana ha provocado que socialmente se considere «enfermedades» a numerosos contratiempos del día a día, lo que crea ciudadanos infantilizados, que no se asumen los reveses de la vida. Estar triste por volver a trabajar no tiene nada que ver con una depresión.
(…)

 

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