Soliloquio XXV

Las termitas del engaño horadan la madera de la inocencia, que desprovista de su sustento interior se derrumba para beneficio de cuanto pirata y bucanero surca las aguas de la vida… Pero acudid prestos a este coloso de la venganza, este titán de la justicia, que yo, Don Defensor, pondré las cosas en su sitio, restableceré el orden cósmico a base de hostias…

Don Defensor

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