Hombre del siglo XIX

Clava en sus ojos el sol de la tarde
sin que le importe exponerse al dolor
y aunque es experto en miles de cosas
cuida su síndrome del impostor

Es bipolar cada fin de semana
hay overbooking, hay soledad
Ya no le teme al silencio: al contrario
Suele llamarlo e invitarle a charlar

Hoy reconoce al fin con los años
una verdad que empeñaba en negar:
que la pareja perfecta en el mundo
siempre se trata de un número impar

Cuida sus traumas con público celo
duda entre fe o volver a dudar
peca y descuenta días en el cielo
habla en silencio con su soledad

Ha decidido burlar a la muerte:
usará un doble en su funeral
Duerme los dias muy acelerado
sueña con cara de velocidad

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