The Gordini
Miguel, Javi, Pablo, Sumi, Juanjo, Davide, Jaime: The Gordini. Los ví tocar por primera vez en el Festival de las Naciones del 2016 (donde también me tomé la foto del post anterior). Luego de que Javi se enteró que era aficionado a tocar los teclados, me invitaron a un ensayo con ellos, más o menos en febrero o marzo de este año. Durante los primeros ensayos era un manojo de nervios, de lo bien que tocan y lo poco preparado que me sentía…
Hace unos días tocamos un concierto de dos horas (WTF!) en la final de la Copa del Mundo de Vela 2017 en Santander, además haciendo unos temas con el gran Javier Gurruchaga. Los temas que tocamos, en Spotify, aquí.
¿Cómo que la vida no puede ser maravillosa? 🙂
Los vídeos y las fotos de este post fueron hechos por Fernando Albert Bermejo Dorado.
Fotos en El Diario Montañés: http://www.eldiariomontanes.es/fotos/cantabria/201706/11/gordini-gurruchaga-despiden-musica-301016306421-mm.html
Diogenes, versión prosa
Cuando escribí «Diógenes, banda sonora de una pena colectiva» quedé con las ganas de extender la historia más allá de las posibilidades que ofrece el formato canción-de-pop cuando con Jordi, Hagar y Jose Luis jugábamos a ser Estériles Imperfectos. Y el concurso de relatos cortos de UNEATLANTICO ofreció la excusa perfecta para separar unos cuantos ratos y, teclado y Evernote en mano, abordar la escritura.
A continuación, el intento. …
Viyutélico
Plácida insurrección
La madrugada perdida en una estación
por culpa de algún cretino que nunca llegó
y que ha dejado sus pasos repasando otros ritmos (varios)
Ha convencido a su alma que la solución
pasa por hacer a un lado lo que no vivió
y abajo la tiranía de los recuerdos y de la pasión
Se sienta
aturdida ante la duda
de saber si la fortuna
en algún rincón perdido
ya le sonrió
Le han invitado esta noche otra vez a llorar
Se esta planteando en secreto el poder faltar
pues hay terapias más simples que al final están igual de mal
Quiere volver a los vicios de la juventud
esos que años atrás le sentaban tan mal
y cuyos puntos finales se juntaban en perversos bares