Diógenes -banda sonora de una pena colectiva-

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Diógenes frota su vientre en esquinas que dan a la estación de Sants
Con sus harapos a cuestas remienda los sueños que cuestan hilar
Anda y vuelve a su estación que aprendió a extrañar
afecto estéril imperfecto que la locura no puede quitar…

Silba en silencio texturas vacías en cuadros que nadie verá
las cuelga sin clavos en la sepultura del alma de esta gran ciudad.
La luz de la noche -aliada invisible- le indica donde hay que pinchar
para que no duela, para que si vuela su voz pueda gritar

Habla y refuta los dogmas sagrados a un cirio de cincuenta watts
acólito blando de la sacristía del templo de una sociedad
que lucra en sus fieles, induce su alogia y luego no duda en dictar
retórica obscura en frases que exudan hedor espiritual

Parte en la noche inseguro a un viaje del cual no va a regresar
con débil linterna va casi a tientas, no sabe ni porqué se va
buscando las dudas para sus respuestas, alguna allá encontrará:
cargó en la mochila sus mejores penas, durmiendo ya se va…

 


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